"Siempre sentí que Estela decia la verdad y que estaba tranquila en su lucha"


Susú Pecoraro, actriz. Protagonizó el filme que narra la vida de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo
“Estaba a punto caramelo para hacer este papel, por mi edad. En la mayor parte del filme ella tiene entre 40 y 50”.
“Como actriz, siempre reúno todos los elementos que me ayudan a armar un personaje: ropa, objetos, fotos...”.
Susú Pecoraro dice que es actriz porque en el “juego” de ser otra consigue “piedra libre” para recrear en detalle épocas y personajes. Compenetrada, husmea en viejos baúles, libros o internet para acopiar detalles, texturas, modelos, colores... Hace unas semanas, la actriz que le dio vida a Camila O'Gorman (en el filme “Camila”) y a Sarah (en “¿Dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar?”), se peinó como en los 70, se vistió como en los 70 y se puso bajo la piel de Estela de Carlotto.
La película es la ópera prima del director Nicolás Gil Lavedra y apunta a retratar la vida de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo.
“Estela” se estrenará el 15 de septiembre. Susú Pecoraro habló con El Tribuno sobre su papel en el filme y sobre su “redescubrimiento” de una de las mujeres más emblemáticas de la historia contemporánea argentina.
¿Dudaste cuando te ofrecieron el papel o fue amor a primera vista?
No dudé. Estaba a punto caramelo para hacer este papel, por mi edad. Hay un flash en la película donde Estela tiene 30 años, pero en la mayor parte, ella tiene entre 40 y 50. Es un papel hermoso. Es la historia de una mujer con su familia.
¿La etapa de su militancia aparece retratada de alguna manera?
La película está hecha de flashes. Es una construcción casi documental que va avanzando y retrocediendo en el tiempo. Son pantallazos que muestran cómo era Estela con sus hijos, con el marido, como maestra... También están retratados, claro, los momentos más dolorosos que tuvo que atravesar.
¿Cómo se elaboró el tema del dolor en esta historia?
Estela es, fundamentalmente, una persona muy optimista, con un sentido del humor muy marcado y un carácter alegre. Ella fue así toda su vida y nunca perdió esta cualidad. Es una persona que tiene mucha paz, contrariamente a lo que a veces se espera, porque el dolor te remite a sentimientos extremos como el odio o la venganza. En ella no hay eso. En la película es interesante ver cómo ella va viviendo los episodios de su vida intensamente, pero también la ves desorientada y perdida cuando busca a su hija, y la ves a veces con miedo, y a veces decidida... Es una mujer que atravesó el dolor sin rencor.
Antes de conocer a Estela, ¿qué imagen tenías de ella?
A mí siempre me llamó la atención Estela. Siempre sobresalía por sobre las demás personas por ser una mujer luminosa. Parece un adjetivo medio místico, pero hay algo en ella que te indica que es una persona que está en su centro. Siempre sentí que decía la verdad y que estaba tranquila en su lucha. Lo suyo es sincero. El día que el productor me dijo que la película trataba sobre la vida de Estela, yo sentí que iba a poder acercarme a ella por todo esto que me transmitía.
La coherencia es, al parecer, algo que valorás en tu vida. Sos una actriz alejada del ruido mediático, selectiva con los papeles que hacés...
Sí, soy bastante ermitaña. Tengo una vida absolutamente normal. Estela se enoja cuando hablan de ella como una persona especial. Ella dice que no tiene nada de particular. Justamente: sus valores fueron siempre los mismos. Es lo mismo que puedo decir yo cuando me preguntan sobre mi profesión. Siempre fui así. Mis abuelos eran de Córdoba y de chica, en su casa, yo jugaba y hacía lo mismo que hago ahora cuando preparo un personaje: me disfrazaba, dibujaba, pintaba... También está la necesidad de conocerse a uno mismo y de dar pasos que afiancen nuestra autenticidad.
¿Es verdad que Estela proveyó parte del vestuario para la película?
Sí, esa es una nota de color. Las veces que nos encontrábamos con Estela hablábamos de todo y uno de los temas que compartimos fue la anécdota de que ella les hacía los vestidos a sus hijas en la misma época que mi mamá me los hacía a mí. Cosían con los moldes de una revista que se llamaba Burda. Eran vestidos modernísimos que no tenía ninguna otra chica (risas). Entonces Estela me comentó que guardaba vestidos suyos, de su juventud, y se los pedí. Como actriz, siempre reúno todos los elementos que me puedan ayudar a armar un personaje: ropa, objetos, fotos... Mi computadora está saturada de información.
Te involucrás totalmente con tus personajes...
Sí, hago así todos mis personajes, hasta los de televisión. Es lo que más me gusta de mi profesión. Creo que en realidad yo soy actriz por eso: porque al armar mis personajes le doy rienda suelta a mi amor por el arte en general. Me gusta la pintura, la fotografía, el vestuario, la escenografía... Cuento la historia desde la actuación pero me apasiona todo lo que rodea al personaje. A veces, incluso más que lo que el personaje dice.
¿Tenés alguna cuenta pendiente desde el punto de vista artístico?
Yo en realidad soy una aventurera, una improvisadora de la vida. No estoy muy atada a nada. Siempre hay proyectos que me gustan, otros que no. Cuando elijo, lo hago por alguna razón: el libro, el director, los compañeros... No pasa por el personaje. Me gusta más bien la historia, en qué mundo me meto. Será porque vengo del teatro. Me gusta estar en contacto con un gran autor que me conecte, por ejemplo, con la poesía.


fuente:eltributo.info

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