SUSU PECORARO “No se llega a la verdad sin amor”


Susú Pecoraro regresa al cine con un papel comprometido e histórico. En 1984 se puso en la piel de Camila en un amor prohibido de una joven de la aristocracia que se enamora de un cura (Imanol Arias) durante la época de Juan Manuel de Rosas. El próximo jueves se la verá en la cartelera vernácula, pero esta vez en la interpretación de un personaje contemporáneo: Estela de Carlotto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo. En Verdades Verdaderas a partir de una historia singular se pinta de una gran humanidad uno de los tiempos más oscuros en nuestros país, la dictadura militar (1976-1983). Una mujer que hoy busca a su nieto, Guido, apropiado, y que nunca bajó los brazos cada vez que los militares y la policía la echaban a punta de pistola.

Tras la desaparición de Laura en 1976, la hija de Carlotto, Estela, recurre a un militar. Este la recibe con un revólver en su escritorio. La misma situación se repite cuando dos años después la llaman de la comisaría de La Plata para informarle que Laura murió en un enfrentamiento armado. Estela llora, aunque conserva la calma, y pide una explicación. El comisario apoya su arma en su escritorio y Estela sabe que tiene que retirarse. Cuando daba vueltas en la Plaza de Mayo, lo hacía con los militares apuntándola.

Sorprende en la película que en ninguna de las circunstancias extremas que vivió Estela, como el asesinato de su hija, el secuestro de su esposo Guido, no haya pegado un solo grito.

-La película es el relato de Estela. No es que nosotros no pusimos las escenas en que grita. Si vos le preguntás a Estela si grita, ella contesta: “Yo no grito”. ¿Qué hizo ella? Se transformó todo el tiempo. El Tano (por Guido, el esposo) estaba muy mal, muy golpeado, y ella tuvo que salir a sostener esa casa, a sus hijos (de los cuales dos se fueron al exterior tras la muerte de Laura) y un cuarto hermano queda de repente solo. Estela es una madre que logra estar bien para ella, para los chicos, para el Tano. Ella decía que no se podía permitir caer.

Cuando secuestran a Guido padre por unas semanas en la familia se empieza a percibir un cambio y son más conscientes de la violencia armada del país.

Nicolás Gil Lavedra (director del film)-. El vivió lo que le tocó vivir a Laura y eso para un padre es terrible. El estuvo detenido tres semanas y no sólo que lo golpearon y picanearon sino que vio que también se lo hacían a los demás. Laura estuvo desaparecida ocho meses. Guido fue el que más se conectó con ese dolor cuando cerraba sus ojos antes de dormir escuchaba los gritos cuando permaneció preso.

Susú -El se quedó en la casa con el dolor. De alguna manera no podía más con la culpa porque en parte era compinche con la militancia política de sus dos hijas (Laura y Claudia).

En la película, además del dolor por la muerte de una hija, se cuenta casi en primer plano una gran historia de amor entre Estela y Guido.

-Por eso quiero que la gente vea la película. No se llega a la verdad sin amor. Lo que más me interesa del film es que Estela se fue construyendo de a poco, pasito a paso. No es que de golpe tuvo una idea y comenzó a militar, que por otra parte me parece bien, pero no es el caso de ella. Estela transitó toda la vida para llegar a algo con los jirones mismos que te da la vida. En la película hicimos hincapié en lo que Estela contaba, quisimos ser lo más fieles posibles. Cuando uno vive no sabe lo que le va a pasar. En el caso de Estela no tenía ni idea que iban a matar a esos chicos. Ella iba día a día. Se preguntaba dónde estarán su hijas y amigos, en qué pensión, en qué casa. Ella va dando pequeños pasos y así iba aprendiendo sin saber con qué monstruosidad se iba a encontrar cuando se cayeran los velos con el advenimiento de la democracia.

Otro de los momentos importantes del film fue cuando las abuelas leen un artículo periodístico sobre la posibilidad de obtener muestras de ADN (información genética) y ellas allí entendieron que unos de los caminos para llegar a la verdad científica, para encontrar a sus nietos, era a través de ese recurso.

-Al final de la película, cuando se ponen los logros de las Abuelas, figura la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos: a mí se me puso la piel de gallina. Fue el primer banco a nivel mundial. Luego siguieron los mismos pasos en Estados Unidos y Europa para la averiguación de identidad.

fuente:diariopopular.com.ar

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